Daquelas que cantan ás pombas i as frores,
Todos din que teñen alma de muller
Pois eu que n´as canto, Virxe da Paloma,
¡Ai!, ¿de qué a terei? (...)
Rosalía de Castro
Todos din que teñen alma de muller
Pois eu que n´as canto, Virxe da Paloma,
¡Ai!, ¿de qué a terei? (...)
Rosalía de Castro
ROSALÍA E IBARBOROU, VIAJE DE URUGUAY A PADRÓN
La literatura escrita en lengua española ha dejado entre las joyas líricas de la humanidad el recuerdo de dos mujeres, poetas, que vivieron en épocas diferentes pero que, sin embargo, han seguido una trayectoria poética muy similar: Rosalía de Castro primero y, años más tarde, Juana Fernández Morales, conocida en el mundo literario como Juana de Ibarbourou.
A pesar de que son varios los teóricos que apuntan a la idea de que los versos de Rosalía calaron hondo en la persona de Juana, existen pocos estudios que lo demuestren de manera conceptual cuando, sin duda, son muchos los vínculos familiares que unían a Juana con la tierra gallega ya que su padre era de un pueblo de la provincia de Lugo. Como prueba de tales vínculos han quedado los vestigios que la misma Galicia ha dejado en su poesía, y la huella de la escritora gallega Rosalía de Castro es uno de ellos.
A pesar de que son varios los teóricos que apuntan a la idea de que los versos de Rosalía calaron hondo en la persona de Juana, existen pocos estudios que lo demuestren de manera conceptual cuando, sin duda, son muchos los vínculos familiares que unían a Juana con la tierra gallega ya que su padre era de un pueblo de la provincia de Lugo. Como prueba de tales vínculos han quedado los vestigios que la misma Galicia ha dejado en su poesía, y la huella de la escritora gallega Rosalía de Castro es uno de ellos.
La raíz gallega en la obra de Juana de Ibarbourou
La emigración ha sido desde hace siglos una de las constantes socioculturales que ha vinculado a la tierra gallega con Hispanoamérica. Y esta constante es la que engarzaría la vida de Juana de Ibarbourou con Galicia.
A mediados del siglo XIX nace, en el municipio lucense de Villanueva de Lorenzana, Vicente Fernández, el padre de Juana de Ibarborou. Quien por motivos familiares emigrará a Montevideo hasta llegar más tarde a Cerro Largo donde nacerá el 8 de marzo de 1895 la escritora. Su vínculo con la tierra paterna se manifestará con sus palabras cuando toma su sillón en la Academia de Letras Uruguayas. En su discurso, la escritora recordará su infancia y la presencia de su padre que encenderá en ella la llama de la raíz gallega que siempre la acompañó en su forma de ser y en su obra:
A mediados del siglo XIX nace, en el municipio lucense de Villanueva de Lorenzana, Vicente Fernández, el padre de Juana de Ibarborou. Quien por motivos familiares emigrará a Montevideo hasta llegar más tarde a Cerro Largo donde nacerá el 8 de marzo de 1895 la escritora. Su vínculo con la tierra paterna se manifestará con sus palabras cuando toma su sillón en la Academia de Letras Uruguayas. En su discurso, la escritora recordará su infancia y la presencia de su padre que encenderá en ella la llama de la raíz gallega que siempre la acompañó en su forma de ser y en su obra:
(...) Era español mi padre (...) cuánto le debe América, poblada por la emigración a esos hombres recto, activos, fuertes y líricos... Así era mi padre y reconozco en él y en su tierra una de las raíces de mi poesía, en la que romanticismo y naturaleza se hacen verso que ha llegado al alma de la raza (...)
Pero no sólo en su prosa reside el recuerdo de su amor a la tierra de su padre, también aparece reflejado en sus versos:
Patria de mi padre, luminosa y grande,
Qué profundamente te quiero también.
Me crié soñando con tu maravilla,
No quiero morirme sin verte una vez.
Qué profundamente te quiero también.
Me crié soñando con tu maravilla,
No quiero morirme sin verte una vez.
Cuando a ti yo llegue, has de conocerme
Por el gozo trémulo, por la palidez,
Por la emoción honda de risa y de llanto,
Por el canto puro que te llevaré.
Por el gozo trémulo, por la palidez,
Por la emoción honda de risa y de llanto,
Por el canto puro que te llevaré.
Con el niño mío, que también te ama,
¡oh! Galicia mía, hemos de traer,
a la tierra india que amparó a mi padre,
de tu hechizo y tu placidez.
¡oh! Galicia mía, hemos de traer,
a la tierra india que amparó a mi padre,
de tu hechizo y tu placidez.
No hay duda de que, según sus propias palabras, el alma de Juana se sentía muy gallega, algo que los suyos conocían, no en vano su propio marido la llamaba cariñosamente "la galleguita", tal y como ella cuenta con motivo de la inauguración el 8 de junio de 1963 en Villanueva de Lorenzana, pueblo de su padre, de una biblioteca que llevará el nombre de ambos: "Biblioteca Vicente y Juanita Fernández".
Podemos añadir a todo ello las palabras de Dora Isella Russel en la biografía de la poetisa, sobre la profundidad de esa "herencia paterna" de la que hasta aquí hemos hablado:
(...) El padre, pues, nació en Galicia, en esa tierra dulce y recia que se hace amar por sus hijos dondequiera vayan; de él hereda la niña un sentimiento profundo que la ligará estrechamente siempre, a las cosas que constituyan su cotidiano universo (...)
Podemos añadir a todo ello las palabras de Dora Isella Russel en la biografía de la poetisa, sobre la profundidad de esa "herencia paterna" de la que hasta aquí hemos hablado:
(...) El padre, pues, nació en Galicia, en esa tierra dulce y recia que se hace amar por sus hijos dondequiera vayan; de él hereda la niña un sentimiento profundo que la ligará estrechamente siempre, a las cosas que constituyan su cotidiano universo (...)
Influencia rosaliana en Juana de Ibarbourou
Tras realizar un recorrido por la obra poética de Juana de Ibarbourou no resulta difícil encontrar una clara similitud entre la obra de Rosalía de Castro y Juana. De hecho existen numerosos documentos escritos por la propia Juana que hablan de la escritora gallega como inspiradora de muchos de sus versos, uno de ellos el discurso que ya hemos mencionado con anterioridad y que le sirvió para entrar en la Academia de las Letras Uruguayas, en él decía:
(...) Era español mi padre, y bajo el rico dosel del emparrado solía recitar enfáticamente los cantos de Espronceda y las dulces quejas de su nemorosa Rosalía de Castro. Nunca conocí fiesta mayor. Y ahí está lo que puede llamarse el génesis de mi vocación poética, o, con más propiedad, el comienzo de su ejercicio (...)
No puede haber una afirmación más clara que evidencie el resultado de tan temprano conocimiento de la literatura de la escritora gallega. La propia Juana lo afirma, fue la lectura que su padre hacía de los versos rosalianos la que hizo nacer el germen de la poesía de Juana de Ibarbourou.
Similitudes poéticas
Al leer su poesía podemos darnos cuenta de cómo Juana ha heredado, de las múltiples formas de la galleguidad una de las más profundas: el panteísmo de raíz celta. A través de la conjunción con la naturaleza Juana, expresa su manera de ser y de sentir. Así lo afirma también Carlos Alberto Zubillaga cuando dice de Juana que "como las grandes de la lírica gallega, ella también siente la presencia vitalizadora de todo lo creado". Esta inclusión en el grupo de las grandes de la lírica gallega, nos permite deducir que no es tan descabellada la idea de similitud entre las obras de Juana y Rosalía.
Pero las similitudes de ambas voces líricas se pone de manifiesto en sus libros y en la temática de estos. Así, veremos como la mayor parte de la obra de Rosalía es de temática melancólica por lo que a la poesía intimista se refiere. Es en este punto donde convergen especialmente y de manera casi transparente Las lenguas de diamante de Juana de Ibarbourou y Follas Novas de Rosalía de Castro. Al igual que Las lenguas del diamante, Follas Novas, se divide en varios libros, de los cuales debemos destacar los tres primeros por guardar grandes semejanzas con el libro de Juana especialmente si nos fijamos en los cuatro temas que ambas autoras tocan.
La muerte por ejemplo, es para Rosalía el enemigo, pero que sin embargo se presenta con el disfraz romántico de los autores del momento. En ella está en ocasiones la solución para la autora de todos los problemas que la angustian y que a menudo atormentan a su alma.
VIDA - GARFIO
Con estos pequeños ejemplos hemos querido traer aquí una mínima dosis de toda la semejanza poética que es posible encontrar entre ambas escritoras. De esta manera, a través de la muerte, el amor o la defensa de la mujer, discurren agitadas las vidas de dos mujeres de generaciones muy dispares, pero que se han sentido por encima de todo poetas.
Pero las similitudes de ambas voces líricas se pone de manifiesto en sus libros y en la temática de estos. Así, veremos como la mayor parte de la obra de Rosalía es de temática melancólica por lo que a la poesía intimista se refiere. Es en este punto donde convergen especialmente y de manera casi transparente Las lenguas de diamante de Juana de Ibarbourou y Follas Novas de Rosalía de Castro. Al igual que Las lenguas del diamante, Follas Novas, se divide en varios libros, de los cuales debemos destacar los tres primeros por guardar grandes semejanzas con el libro de Juana especialmente si nos fijamos en los cuatro temas que ambas autoras tocan.
La muerte por ejemplo, es para Rosalía el enemigo, pero que sin embargo se presenta con el disfraz romántico de los autores del momento. En ella está en ocasiones la solución para la autora de todos los problemas que la angustian y que a menudo atormentan a su alma.
BASTA UNHA MORTE
Cala, can negro, n´oubees
Á porta de quen ben quero
Corvos no voedes por riba
D´o sobrado ond`e está enfermo.
C`o teu resprandor <>,
Baite, non lle poñas medo.
S´es que queres que alguen morra,
Eu sei d´un san que contento
Por el déravo-la vida
E irá con vosco ós infernos.
Á porta de quen ben quero
Corvos no voedes por riba
D´o sobrado ond`e está enfermo.
C`o teu resprandor <
Baite, non lle poñas medo.
S´es que queres que alguen morra,
Eu sei d´un san que contento
Por el déravo-la vida
E irá con vosco ós infernos.
Juana también nos habla en su obra de la muerte; ella no le tenía miedo tampoco y su deseo era sobrevivir una vez muerta, como belleza contemplada, algo que se refleja perfectamente en sus poemas:
VIDA - GARFIO
Amante: no me lleves, si muero, al camposanto.
A flor de tierra abre mi fosa, junto al riente
Alboroto divino de agua pasajera
O junto a la encantada charla de alguna fuente (...)
(...) yo sé que acaso nunca allá abajo
Mis manos podrán estarse quietas.
A flor de tierra abre mi fosa, junto al riente
Alboroto divino de agua pasajera
O junto a la encantada charla de alguna fuente (...)
(...) yo sé que acaso nunca allá abajo
Mis manos podrán estarse quietas.
Sin embargo, y a pesar de que ninguna de las dos teme a la muerte, ambas comparten la imagen metafórica tan discutida en la obra de Rosalía, la sombra. A lo largo de la obra de Rosalía aparecen referencias a estos muertos-vivos a los que llama sombras y que nada tiene que ver, por cierto, con la "negra sombra", también característica de la obra rosaliana.
Las sombras de la poesía de Rosalía de Castro no pasan desapercibidas para la autora de Las lenguas de diamante que también adoptará esta imagen de la escritora gallega y la incluirá en varios de sus poemas. En ellos la protagonista es habitualmente la muerte:
Las sombras de la poesía de Rosalía de Castro no pasan desapercibidas para la autora de Las lenguas de diamante que también adoptará esta imagen de la escritora gallega y la incluirá en varios de sus poemas. En ellos la protagonista es habitualmente la muerte:
En Juana:
REBELDE
"Caronte: yo seré un escándalo en tu barca.
Mientras las otras sombras recen, giman o lloren,
Y bajo tus miradas de siniestro patriarca,
Las tímidas y tristes, en bajo acento oren. (...)
Mientras las otras sombras recen, giman o lloren,
Y bajo tus miradas de siniestro patriarca,
Las tímidas y tristes, en bajo acento oren. (...)
VIDA - GARFIO
"(...) Yo sé que nunca allá abajo mis manos
Podrán estarse quietas.
Que siempre como topos arañarán la tierra
En medio de las sombras embrujadas y prietas (...)
Podrán estarse quietas.
Que siempre como topos arañarán la tierra
En medio de las sombras embrujadas y prietas (...)
En Rosalía:
Una sombra tristísima
Indefinible y vaga
Como lo incierto, siempre ante mis ojos va,
Tras de otra vaga sombra que sin cesar la huye
Corriendo sin cesar.
Ignoro su destino...; mas no sé porque temo
De ver su ansia mortal,
Que ni han de parar nunca, ni encontrarse jamás.
Indefinible y vaga
Como lo incierto, siempre ante mis ojos va,
Tras de otra vaga sombra que sin cesar la huye
Corriendo sin cesar.
Ignoro su destino...; mas no sé porque temo
De ver su ansia mortal,
Que ni han de parar nunca, ni encontrarse jamás.
Vemos también la inclusión del tema de la pena como un elemento constante en las dos escritoras; esta analogía temática llega hasta tal punto que no es difícil encontrar en Juana poemas de una extraordinaria similitud con los de Rosalía:
En Juana:
ESTA PRIMAVERA
Vino la primavera, pero no para mi,
Que el mirar optimista para siempre perdí.
Ya no más amarillo, rosa, azul, amatista,
Un color de ceniza cobra todo a mi vista.
Por el campo de piedras que rodea mi casa
La nueva primavera sin detenerse pasa.
Y en el triángulo estéril que es hoy mi corazón,
Sólo ha brotado el hongo de la desolación.
De los prados lejanos recogerán los vientos
Sahumos de resinas, de musgos, de sarmientos
Reverdecidos. Luego, al volar sobre el mar,
Con olor de salitre se podrán saturar.
Aquí no. El peñasco muerto y gris no da nada;
Ni vahos de arboledas ni olor a agua salada.
Y en mi alma, que antes era un poco de aroma,
Hoy ninguna fragancia en este Octubre toma.
Que el mirar optimista para siempre perdí.
Ya no más amarillo, rosa, azul, amatista,
Un color de ceniza cobra todo a mi vista.
Por el campo de piedras que rodea mi casa
La nueva primavera sin detenerse pasa.
Y en el triángulo estéril que es hoy mi corazón,
Sólo ha brotado el hongo de la desolación.
De los prados lejanos recogerán los vientos
Sahumos de resinas, de musgos, de sarmientos
Reverdecidos. Luego, al volar sobre el mar,
Con olor de salitre se podrán saturar.
Aquí no. El peñasco muerto y gris no da nada;
Ni vahos de arboledas ni olor a agua salada.
Y en mi alma, que antes era un poco de aroma,
Hoy ninguna fragancia en este Octubre toma.
En Rosalía:
Qué pracidamente brilan
Ó río, á fonte y ó sol.
Cánto brilan..., máis non brilan
Para min non.
Cál medran herbas e arbustos,
Cál brota n´árbor a frol;
Mais non medran nin frorecen
Para min, non.
Cál cantan os paxariños
Enamoradas canciós:
Maís anque cantan, non cantan
Para min, non.
Cál a Natureza hermosa
Sorrí a mayo qu´a mimou;
Mais para min non sorrí,
Para min, non.
Sí..., para todos un pouco
D´aire, de luz, de calor...
Mais si para todos hay,
Para min, non.
¡E ben!...xa qu´aquí n´atopo
Aire, luz, terra nin sol.
¿Para min n´abrá un-ha tomba?
Para min, non.
Ó río, á fonte y ó sol.
Cánto brilan..., máis non brilan
Para min non.
Cál medran herbas e arbustos,
Cál brota n´árbor a frol;
Mais non medran nin frorecen
Para min, non.
Cál cantan os paxariños
Enamoradas canciós:
Maís anque cantan, non cantan
Para min, non.
Cál a Natureza hermosa
Sorrí a mayo qu´a mimou;
Mais para min non sorrí,
Para min, non.
Sí..., para todos un pouco
D´aire, de luz, de calor...
Mais si para todos hay,
Para min, non.
¡E ben!...xa qu´aquí n´atopo
Aire, luz, terra nin sol.
¿Para min n´abrá un-ha tomba?
Para min, non.
También en su libro Raíz Salvaje, Juana no ha dejado de beber de los versos de la obra poética de Rosalía, en él aparece el tema del suicidio que será recurrente en la obra de las escritoras.
Para Juana, el suicidio sigue siendo un paso tranquilo, sin fatigas y lleno de dulzura espiritual para su alma:
Para Juana, el suicidio sigue siendo un paso tranquilo, sin fatigas y lleno de dulzura espiritual para su alma:
EL ESTANQUE
(...) Si una tarde mi cuerpo ardoroso y delgado,
al estanque, lo mismo que un pedrusco, resbala,
con idénticos gestos misteriosos, pausados,
cerrará detrás suyo sus dos labios al agua.
al estanque, lo mismo que un pedrusco, resbala,
con idénticos gestos misteriosos, pausados,
cerrará detrás suyo sus dos labios al agua.
Será un círculo ancho y ondulante, primero.
Luego otros y otros más pequeños y graves.
Después, nada... la calma, la tersura, el silencio,
Y otra vez el reflejo verdeluz de los sauces.
Luego otros y otros más pequeños y graves.
Después, nada... la calma, la tersura, el silencio,
Y otra vez el reflejo verdeluz de los sauces.
De la misma esta idea aparecía ya en los versos de Rosalía cuando Juana los leía:
XVIII
(...) Co seu sordo e constante marmorío
atraim` ó oleaxan d´ese mar bravío,
cal atrái d´as serenas ó cantar.
<>
Él namorado está de min..., ¡o deño!
Y eu namorada d`él.
Pois saldremos c´o empeño,
Que s´él me chama sin parar, ¿eu teño
Un-has ansias mortais d´apousar n`el!...
atraim` ó oleaxan d´ese mar bravío,
cal atrái d´as serenas ó cantar.
<
Él namorado está de min..., ¡o deño!
Y eu namorada d`él.
Pois saldremos c´o empeño,
Que s´él me chama sin parar, ¿eu teño
Un-has ansias mortais d´apousar n`el!...
Cabe señalar por novedoso y a pesar de que Rosalía y Juana vivieron épocas muy dispares, el hecho de que ambas en algún momento de su vida parecieron sentir esa discriminación a la que estuvo sometida la mujer, por ser no sólo capaz de sentir sino también de escribir lo que sentía y que reflejaron en la temática de su obra.
Así entre los múltiples personajes que intervienen en Cantares Gallegos de Rosalía adquieren especial relevancia los pertenecientes al sexo femenino; la mujer se erige, por lo tanto, como protagonista de las estampas, homenaje que Rosalía le brinda:
Así entre los múltiples personajes que intervienen en Cantares Gallegos de Rosalía adquieren especial relevancia los pertenecientes al sexo femenino; la mujer se erige, por lo tanto, como protagonista de las estampas, homenaje que Rosalía le brinda:
III
-Dios te bendiga todo, nena:
Rapaza Dios che bendiga,
Xa que te deu tan graciosa,
Xa que te dou tan feitiña (...)
(...) - Dios vos garde, miña vella;
gárdevos Santa Mariña,
qu`abofé sós falangueira,
falangueira en ben cumprida (...)
Rapaza Dios che bendiga,
Xa que te deu tan graciosa,
Xa que te dou tan feitiña (...)
(...) - Dios vos garde, miña vella;
gárdevos Santa Mariña,
qu`abofé sós falangueira,
falangueira en ben cumprida (...)
Justo al comienzo de Follas Novas, en el primer poema del libro. Rosalía plantea con cierto sarcasmo la situación de la mujer en el panorama literario de su tiempo:
Daquelas que cantan ás pombas i as frores,
Todos din que teñen alma de muller
Pois eu que n´as canto, Virxe da Paloma,
¡Ai!, ¿de qué a terei? (...)
Todos din que teñen alma de muller
Pois eu que n´as canto, Virxe da Paloma,
¡Ai!, ¿de qué a terei? (...)
La personalidad de Rosalía desborda, en efecto, los esquemas habituales de la literatura romántica. Esto será algo que no pasa desapercibido para Juana de Ibarbourou en su admiración hacia la escritora gallega. Además Juana siente también, de alguna manera, esa incomprensión en un mundo de hombres y así lo expresa con la metáfora de "caminar" en uno de sus poemas:
MUJER
Si yo fuera hombre, ¡qué hartazgo de luna, (...)
Cuando así me acosan ansias andariegas,
¡Qué pena tan honda me da ser mujer!.
Cuando así me acosan ansias andariegas,
¡Qué pena tan honda me da ser mujer!.
En La rosa de los vientos Juana de Ibarbourou vuelve a llevarnos una vez más a las páginas escritas por Rosalía en sus años de vida, en esta ocasión con temas como el del elogio a la tierra. En sus páginas se produce una alusión continua, por parte de Juana, a su tierra americana y a sus paisajes:
ENCUENTRO
(...) La montaña y la pampa, la colina y la selva
La altiplanicie brava y los llanos verdeantes,
Donde pasta la vaca y galopa el bisonte,
Están más cerca nuestro que el mar invulnerable (...)
(...) La montaña y la pampa, la colina y la selva
La altiplanicie brava y los llanos verdeantes,
Donde pasta la vaca y galopa el bisonte,
Están más cerca nuestro que el mar invulnerable (...)
También Rosalía recurre en sus poemas a la temática paisajística que además de inspirar sus versos constituye un subterfugio para su alma colmada de amarguras:
NIN AS ESCURAS
II
Xigantescos olmos, mirtos
Que brancas frores ostentan,
Unha con cogollos ainda,
Outras que o vento esfollea (...)
II
Xigantescos olmos, mirtos
Que brancas frores ostentan,
Unha con cogollos ainda,
Outras que o vento esfollea (...)
(...) Limoeiros e laranxos
Qu´ó verde musgo sombrean
Y olido esparcen al azar
Con que a xente se recrea (...)
Qu´ó verde musgo sombrean
Y olido esparcen al azar
Con que a xente se recrea (...)
Juana deja traslucir en las palabras que aluden al paisaje una especie de morriña sorda por su propia casa y en especial por la tierra. La misma sensación será compartida por Rosalía de Castro que durante sus años en Castilla también recordará continuamente su tierra y su hogar.
Este sentimiento de morriña que se apodera del alma galaica al estar lejos de la tierra quizás haya dormido también en el alma de la propia Juana como herencia eterna de su padre, tema que hemos tratado ya en otra de las hipótesis de este estudio.
La propia Juana al igual que Rosalía sintió esa nostalgia por el lar de la que venimos hablando:
Este sentimiento de morriña que se apodera del alma galaica al estar lejos de la tierra quizás haya dormido también en el alma de la propia Juana como herencia eterna de su padre, tema que hemos tratado ya en otra de las hipótesis de este estudio.
La propia Juana al igual que Rosalía sintió esa nostalgia por el lar de la que venimos hablando:
ENCUENTRO
(...) Al tornar a mi casa he sentido en el viento
El vaho de mis campos fuertes de Cerro Largo
Me mana una alegría honda de reconquista
El ramo puro albea en mi mano (...)
(...) Al tornar a mi casa he sentido en el viento
El vaho de mis campos fuertes de Cerro Largo
Me mana una alegría honda de reconquista
El ramo puro albea en mi mano (...)
Rosalía expresó su morriña de la siguiente manera:
¡TERRA A NOSA!
Baixo a prácida sombra dos castaños
Do noso bon país
Baixo aquelas frondosas carballeiras
Que fan doce o vivir;
Cabe a figueira da paterna casa,
Que chíos conta sen fin,
¡Que cantos pracenteiros, qué amorosas
falas se din alí! (...)
¡TERRA A NOSA!
Baixo a prácida sombra dos castaños
Do noso bon país
Baixo aquelas frondosas carballeiras
Que fan doce o vivir;
Cabe a figueira da paterna casa,
Que chíos conta sen fin,
¡Que cantos pracenteiros, qué amorosas
falas se din alí! (...)
III
¡Que hermosa te deu Dios, terra querida,
desdichada beldá! (...)
¡Que hermosa te deu Dios, terra querida,
desdichada beldá! (...)
Con estos pequeños ejemplos hemos querido traer aquí una mínima dosis de toda la semejanza poética que es posible encontrar entre ambas escritoras. De esta manera, a través de la muerte, el amor o la defensa de la mujer, discurren agitadas las vidas de dos mujeres de generaciones muy dispares, pero que se han sentido por encima de todo poetas.
Cristina Corral Soilán
Cristina Corral Soilán
Es Licenciada en Filología Hispánica por la Universidade de Santiago de Compostela (1994-1999). Licenciada en Periodismo por la Universidad Camilo José Cela de Madrid (2000-2004). Fue, también, Auxiliar del Servicio de Publicaciones de Universidad Camilo José Cela (2003-2004). Redactora en eldiario El Progreso de Lugo (2002 e 2004), en la agencia Europa Press (2003-2005), en la revista Adecorar (2004-2006) y en la revista Distrito23 (2003-2006).
Es subdirectora de la Revista Foeminas www.foeminas.lugo.es desde marzo de 2006.
Fuente: Foeminas Revista Virtual de Género
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